miércoles, 19 de agosto de 2009

Oscar Wilde, un cuento (muy de actualidad): El Imán

Publicado por Juan Manuel Wills Entrada No. 20 Año 2

Después de algunas semanas de no publicar en este espacio -con frecuencia el día a día se confabula contra uno y la disciplina que se viene cultivando para ejercitar la escritura se relaja y se afecta- espero poder llamar de nuevo su atención y recibir sus comentarios. Ya me hacen falta, y para reforzar esta afirmación confieso que me he sentido como si no hubiera hecho la tarea y con una mala nota asignada. Retomaré la práctica y continuaré compartiendo mis ideas y mis inquietudes. Por hoy, incluyo un excelente cuento de Oscar Wilde (Fingal O´Flaherty Wills, de quien algunos de mis parientes, por su nombre de pila original piensan que hace parte de nuestra familia... no lo he podido comprobar!), breve, conciso, gracioso y muy de actualidad que hace reflexionar. El mensaje ímplicito se puede aplicar en muchas de las situaciones que vivimos y presenciamos en este mundo tan agitado y manipulado por unos pocos.


Les recomiendo, como lo sugerí en una de mis primeras entregas que visiten y se suscriban al portal de literatura donde obtuve esta pieza, Ciudad Seva que semanalmente entrega, en el buzón de correo, un cuento magistral de los grandes de la literatura mundial; además de distraer y brindar unos minutos de regocijo con su lectura, nos ayuda a disfrutar de tantas cosas que nos pasan por el lado y que por la rutina o simplemente por distracción, no aprovechamos.

Espero les guste; las reflexiones son todas del lector. Yo tengo varias. Muy claras!

El Imán

Oscar Wilde

Había una vez un imán y en el vecindario vivían unas limaduras de acero. Un día, a dos limaduras se les ocurrió bruscamente visitar al imán y empezaron a hablar de lo agradable que sería esta visita. Otras limaduras cercanas sorprendieron la conversación y las embargó el mismo deseo. Se agregaron otras y al fin todas las limaduras empezaron a discutir el asunto y gradualmente el vago deseo se transformó en impulso. ¿Por qué no ir hoy?, dijeron algunas, pero otras opinaron que sería mejor esperar hasta el día siguiente. Mientras tanto, sin advertirlo, habían ido acercándose al imán, que estaba muy tranquilo, como si no se diera cuenta de nada. Así prosiguieron discutiendo, siempre acercándose al imán, y cuanto más hablaban, más fuerte era el impulso, hasta que las más impacientes declararon que irían ese mismo día, hicieran lo que hicieran las otras. Se oyó decir a algunas que su deber era visitar al imán y que hacía ya tiempo que le debían esa visita. Mientras hablaban, seguían inconscientemente acercándose.


Al fin prevalecieron las impacientes, y en un impulso irresistible la comunidad entera gritó:
-Inútil esperar. Iremos hoy. Iremos ahora. Iremos en el acto.
La masa unánime se precipitó y quedó pegada al imán por todos lados. El imán sonrió, porque las limaduras de acero estaban convencidas de que su visita era voluntaria.

FIN

Dos Codas

La primera, Andrés Hoyos director del Malpensante y columnista de El Espectador, comenta hoy su molestia en el artículo "Cursilería Indignante" a propósito del aviso de página completa publicado en El Tiempo el pasado domingo por nuestro insultante vecino, Chávez quien cada día se cree mas el dueño de nuestros destinos y nuestras opiniones.

La segunda para finalizar: otro escritor de ese diario, Pascual Gaviria y a quien he incluido en forma permanente en mi página como autor de uno de los "blogs" preferidos, presenta en su nota, "Fábulas políticas", los errores en que incurren escritores importantes por adular sin reflexión, situaciones dolorosas que de ninguna manera pueden ser aplaudidas, independientes de la ideología que profesemos.


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JMW