miércoles, 15 de julio de 2009

¡Lo último que faltaba, la pereza del usuario!

Publicado por Juan Manuel Wills Entrada No. 19 Año 2

En el transcurso de una investigación donde evaluaba la posibilidad de tener alternativas para subcontratar con especialistas, actividades necesarias para la empresa pero que no hacen parte de la esencia o el corazón mismo de su razón de ser principal, o sea, el diseño, elaboración, venta y servicio de nuestros productos, me encontré al consultar el buscador de Google -ese supremo sabio de la era moderna-, con una joya que me ha hecho reflexionar sobre el rumbo desaforado y diferente que toma el mundo contemporáneo y también evaluar los nuevos riesgos y oportunidades, inimaginables hasta hace poco, que se nos presentan cada día. No la he logrado disipar desde que la leí por primera vez, se me ocurren diferentes variaciones relacionadas, encuentro infinidad de asociaciones con la reciente entrega del artículo sobre la importancia de la ortografía, me parece interesante compartirlas (solo unas pocas) y ojala generar inquietudes similares en los lectores.


¿Qué hallé en dichas pesquisas?

Ante todo, un número infinito de posibilidades para contratar con entidades externas -Outsourcing es el nombre en inglés con que se conoce esta alternativa- actividades necesarias pero que no justifican la dedicación de recursos internos de la empresa. Así, es práctico y posible contar con el apoyo de grandes especialistas en áreas tales como las de consultas jurídicas, control y mantenimiento de sistemas de cómputo, atención remota del conmutador de la compañía, manejo y generación de encuestas de satisfacción, transporte y proveeduría de elementos de oficina e inclusive atención a clientes en algún punto de atención entre muchos mas. Era lo esperado. Así se logran ahorros y mejoras en el servicio o por el contrario, si la escogencia es inadecuada, habrá crisis y dificultades no deseadas de difícil recuperación. Un ejemplo alucinante de esta posibilidad, experiencia que con seguridad muchos han tenido se incluye al final del ensayo con el título: “Una sencilla transacción”. Hasta acá, usted amable lector se preguntará cual es la inquietud que tiene tan intrigado a Wills, pues de lo narrado hasta ahora no encuentra novedad alguna; ha sido tema de múltiples artículos y ejemplo del desarrollo espectacular que han tenido en particular dos países estrellas del orbe cibernético: Irlanda y la India y que todos los demás pretenden emular y superar sin mucho éxito evidente hasta el momento. ¡Y tiene razón!

Procedo entonces con el desarrollo de la parte principal de la nota. Al efectuar la consulta con la frase: “Servicios Creativos de Outsourcing”, nuestro ilustre sabio entregó como resultado trescientas setenta mil y pico de páginas que describían la prestación de algunas labores hasta ahora consideradas como de responsabilidad individual, casi privadas e íntimas, entre las cuales mencionaban la escritura creativa, servicios de corrección de sintaxis y de ortografía, de elaboración de guiones cinematográficos, de proyectos de investigación, edición de textos, mensajes publicitarios y hasta novelas.

“Díganos la idea y los objetivos de lo que pretende y a vuelta de correo electrónico le entregamos el resultado esperado elaborado por nuestros especialistas, a cambio de una suma razonable y justificada de dinero” es el planteamiento con el que presentan su oferta. ¡Increíble! ¿Monumento a la pereza, a la ligereza y fatuidad o demostración de la inutilidad y poca profundidad en que se está convirtiendo un segmento importante de la humanidad?

Pero también puede ser una oportunidad para mejorar las entregas, por ejemplo, de mucho columnista o novelista pseudo famoso que nadie lee….¿Qué tal recomendarle a Abdón o a Poncho o a Fulano de tal que ensayen este proceso, entregando sus ideas a los escritores fantasmas y publiquen el resultado como si fuera propio? De golpe todos ganamos: podremos encontrar un artículo de lectura amena, didáctica y universal, al periódico se le genera la posibilidad de aumentar su circulación, los costos se reducen y hasta podrían ser candidatos para el premio Pulitzer o el Nobel.

Ahora para rematar el cierre, se me viene a la cabeza una página precursora de estos esquemas, el rincón del vago creada por algunos estudiantes ingeniosos que decidieron vivir de la pereza de sus compañeros al elaborarles las tareas que no querían hacer. Existe desde hace tiempo y demuestra así que el concepto viene madurando a pasos acelerados. ¡No es una buena señal!


Dos codas al tema

Primera

Lo que a continuación se describe, puede ser el resultado de un exceso de confianza en el uso de personal externo conseguido de esta manera

Una sencilla transacción

Por Juan Villoro
Tomado de El Malpensante Edición No. 81


- Un capuchino, por favor.
- Blenvito Trifimex
- ¿Perdón?
- Blenvito Trifimex.
- No entiendo.
- ¡Bienvenido a Coffii-Mex!
- Gracias
- ¿Qué va a querer?
- Ya le dije.
- No oí. Primero tenemos que dar la bienvenida. Es política de la empresa
- ¿También me puede dar un capuchino?
- ¿Regular?
- ¿“Regular” es un tamaño?
- “Regular” no es un tamaño
- ¿Que es?
- Es si quiere que sea regular de sabor
- Quiero que sea bueno de sabor.
- Me refiero a lo que es la cafeína.
- La cafeína no es un sabor.
- “Regular” es el café que no es descafeinado.
- ¡Ah!, ¿“regular” es normal?
- Si usted dice.
- Quiero regular.
- ¿De que tamaño lo va a querer?
- Normal.
- ¿Normal?
- Perdón, ya me dijo que eso no es un tamaño.
- ¿Chico, mediano, grande o extragrande?
- Mediano.
- ¿Frío o caliente?
- Caliente.
- ¿Con moka, vainilla o canela?
- Canela.
- ¿Extra canela?
- Canela regular.
- ¿Para tomar aquí o para llevar?
- Para tomar aquí.
- ¿Bisquet, galleta, croissant, alfajor?
- Nada
- ¿Pero sí va a querer el capuchino?
- Claro.
- ¿Cuenta con tarjeta de descuento Coffii-Mex?
- No.
- Si tiene tarjeta de descuento, por cada 30 cafés le descontamos uno.
- No, gracias.
- Y puede participar en la rifa de una cafetera.
- Ya le dije que no me interesa.
- ¿Su pago va a ser en efectivo o tarjeta de crédito?
- Efectivo.
- Son 16,60
- Aquí tiene.
- ¿Quiere redondear para la Asociación Palomas del Mundo?
- Redondee.
- Recibo 20. Tres pesos de cambio.
- Gracias.
- ¿Cual es su nombre?
- Juan.
- En unos minutos lo llaman. ¿Todo fue de su agrado?
- Me gustaría no tener que hablar tanto
- ¿Algo no fue de su agrado? Tenemos libro de quejas.
- Todo fue de mi agrado.
- Gracias por preferir Coffii-Mex: “ Aroma y confianza”
- ¿Podría cambiarme este billete?
- Ya cerré la caja. Me hubiera dicho antes.
- ¿Para abrir la caja tengo que comprar otra cosa?
- ¿Bisquet, galleta, croissant, alfajor?
- Olvídelo
- ¿Usted es Juan?
- Le acabo de decir mi nombre.
- Tengo un mensaje en la computadora: no hay canela regular.
- ¿Tienen otro tipo de canela?
- Canela normal. Aquí dice “regular”. Lo puse en la computadora.
- ¡“Regular” quiere decir “normal”!
- Regular es el café, la canela es normal
- Está bien: ponga canela normal.
- ¿Lo molesto con su firma?
- ¿Para que?
- Tengo que anular el pedido y abrir una nueva orden.
- ¿Por que?
- Es por su tranquilidad.
- Me voy a tranquilizar cuando me de mi café.
- ¿Pidió café? ¿No quería un capuchino?
- ¡El capuchino es café!
- Es por su tranquilidad. Gracias por su firma.
- ¿Me puede dar mi capuchino?
- Esta ahí al lado. Desde hace rato.
- ¿No dijo que me iban a llamar?
- Solo llamamos a los clientes que están sentados.
- ¡Este café esta tibio!
- Llegó caliente. Usted dejó que se enfriara.
- Se enfrío porque no dejaba de hacerme preguntas.
- ¿Quiere hablar con el gerente? Su satisfacción es lo primero. Tenemos libro de quejas.
- ¡Quiero un capuchino bien caliente!
- ¿Regular?
- Quiero este capuchino, pero caliente.
- No nos dejan recalentar comida.
- Apenas lo toqué.
- Es por su seguridad.
- Olvídelo. Estoy a punto de tener un ataque.
- El café regular es malo para el corazón.
- Pensé que ustedes no hacían comentarios personales.
- No es nada personal.
- ¿Es política de la empresa?
- Tenemos un folleto para clientes con hipertensión arterial.
- ¿Si acepto el folleto me cambia un billete?
- El folleto es gratis. Con eso no puedo abrir la caja.
- El folleto me va a producir hipertensión arterial.
- ¿Quiere entrar en nuestro programa de clientes con estrés? Le regalamos un refresco sin fenilalanina.
- Quiero irme. No puedo más.
- Fue un placer atenderlo.
- ¡Quiero un mundo que sea regular!
- Que tenga bonita tarde. Gracias por buscar aroma y confianza.

Segunda Coda

Les presento ahora , el reclamo inteligente de un usuario de una aerolínea americana a quien le rompieron la guitarra por un manejo descuidado del personal de carga, seguramente contratado de igual forma.

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JMW