domingo, 19 de abril de 2009

Los ricos también lloran

Creado por Juan Manuel Wills Entrada No. 12 Año No.2



















Al leer la noticia que los ricos del mundo por los efectos de la crisis de los últimos meses son un veinticinco por ciento menos adinerados -lo equivalente a diez billones (de los nuestros) de dólares, diez trillones de los norteamericanos- me induce a hacer las siguientes reflexiones:

El desastre financiero mas grande después de la crisis del veintinueve, este que vivimos, tuvo su origen y sus grandes consecuencias, según opinión muy generalizada -casi un común denominador- por la irresponsabilidad y afán de lucro de los banqueros de inversión, en particular de los países desarrollados, que encontraron fórmulas para burlar los controles establecidos (los cuales a su vez eran laxos e indiferentes) y arriesgaron dinero de otros (de sus clientes) y muy poco del de ellos, en forma irresponsable, sin castigo y sin sanción social.


Llegaron a ser los héroes de la comunidad industrial y financiera, ejemplos de portada en revistas y noticieros, los grandes e ingeniosos caballeros que convencieron al mundo de una utopía de ganancias ilimitadas (¿pirámide?), en valor y en el tiempo, con unos productos financieros “ingeniosos y seguros”, que casi nadie entendía y que para explicarlos se requería una jerga especializada y destinada a confundir aun mas a sus víctimas. Y el éxito (de hecho gran parte de los fundadores de estos Hedge Funds, las organizaciones que fueron el corazón de la tragedia son hoy en día billonarios) se vio reflejado en un aumento injustificado en los desbalances en la distribución de ingresos. Para ilustración, según información de The Economist, Estados Unidos es el tercer país en el mundo, detrás de Rusia y México con mayores desigualdades en este aspecto; o visto desde otra perspectiva, el diez por ciento de la población, los mas ricos, fueron los que recibieron la gran mayoría de los beneficios de la época de vacas gordas de este desastre final.

Se creó una cultura del enriquecimiento fácil y rápido, de riesgos considerables asumidos irresponsablemente, de promoción excesiva del sector financiero y desprecio hacia la industria, de pago de salarios y bonos desmedidos e injustos (con relación al impacto generado a largo plazo), y por qué no decirlo, un agravio y una humillación para la mayoría de trabajadores que realizan su labor con esfuerzo, dedicación y compromiso hacia la sociedad laboando por un salario justo y razonable. Las carreras mas prestigiosas y por ende mejor compensadas eran las de finanzas, las demás una pérdida de tiempo; la cultura del desperdicio y del desprecio hacia el común de las personas alcanzó niveles incomprensibles. Solo hasta ahora, diez meses después del inicio de esta hecatombe, se están presentando las primeras sanciones; pero aún así no vemos un arrepentimiento de sus tan desprestigiados protagonistas. Para demostrarlo basta simplemente observar la osadía reciente de las directivas de AIG, el gran originador de la crisis, (vale al pena leer un artículo aparecido en días pasados en la revista Time sobre la historia increíble de los ejecutivos que cambiaron una compañía responsable y seria en un casino de apuestas infortunadas con sumas inimaginables) de repartir, luego de haber recibido una infusión obligada de capital del gobierno norteamericano para prevenir que con su fracaso se desplomara aun mas el mundo, unos bonos millonarios para premiar por buen rendimiento a sus ejecutivos, sin el menor empacho y sin disculparse con la sociedad que tanto afectaron. Los miembros de esta comunidad son personas arrogantes, materialistas, egoístas y quienes por el gran despliegue de admiración que recibieron de la prensa especializada y de los mismos analistas que hoy los critican llegaron a considerarse a sí mismos como semidioses e intocables. ¡Los reyes Midas de la sociedad moderna!

Surgen muchos aprendizajes de estos infortunados eventos y ojala se presenten reacciones positivas para la humanidad. De las diversas acciones que se podrían desarrollar me parece que plantear las dos siguientes, así sea de manera somera y superficial puede ayudar a que todos de alguna manera tratemos de contribuir en la solución de la crisis.

¿Por qué no dejar que sea la sociedad y cada uno de sus miembros la que se encargue de controlar y vigilar las actividades de estos vándalos?

Hay un ejemplo muy reciente que cae como anillo al dedo. La base podría ser el fenómeno de Wikipedia, la enciclopedia en Internet que surgió de una idea según la cual la gente está dispuesta a colaborar para lograr objetivos comunes y de utilidad para todos. ¿Qué tal obligar a las entidades financieras a que reporten de manera clara, homogénea y abierta toda su información y la dejen pública para ser consultada por cualquier persona? Esto sería una oportunidad tremendamente importante para que ciudadanos del común puedan, con su iniciativa e ingenio analizarla, compartirla, criticarla y sugerir acciones preventivas o correctivas en comunidades interactivas, por medio de blogs como este y exigir acciones oportunas. Podría convertirse en algo estupendo y novedoso. O si no, analicemos el éxito de Wikipedia. Existen millones de entradas en diferentes idiomas, su base de información, producto de una colaboración desinteresada de la comunidad “internauta” es consultada diariamente por millones de “navegadores”, sus datos son verificados y validados continuamente de tal forma que su contenido ha empezado a desbancar a instituciones tan prestigiosas y serias como la Enciclopedia Británica, icono y elemento de consulta esencial por la persona bien informada del siglo veinte. ¿Por qué no podría suceder algo similar en este caso planteado y reemplazar así de manera efectiva a quienes por mandato debían haberlo hecho y no lo lograron? Es extender a nuevos terrenos la filosofía Wiki, esa corriente auténticamente emanada de la era de Internet que ha mostrado un impacto desbordado en la creación de nuevos productos y conocimientos dado el deseo de colaboración desinteresada así como por la motivación que todos tenemos de aportar nuestro grano de arena, nuestras ideas y saberes para bien de un grupo o de la humanidad. Muchos ejemplos hay al respecto que han revolucionado el mundo moderno.

Y la segunda sería que los países ricos reconozcan que la economía del desperdicio no lleva a ningún lado. ¡Reutilicemos los productos! Un ejemplo maravilloso y sencillo, que permitiría elaborar un ensayo completo sobre esta premisa y que contiene una filosofía grandiosa, podría ser el que nos dan las amas de casa alemanas cuando van al mercado. Llevan su propia bolsa de tela, que han venido utilizando desde siempre para cargar lo que compran y reducir así el uso de las sintéticas y desechables que se entregan. Si esta filosofía se extendiera a diferentes campos, a reconocer que todo cuesta trabajo conseguirlo, a disfrutar lo que se tiene, seguramente el mundo podría destinar mas recursos para promover la igualdad, a cuidar el planeta donde vivimos y a respetar mejor nuestras comunidades. Puede ser otra utopía, pero la crisis ha empezado a generar las bases para un cambio en este sentido.

¡Ojala entre todos aportemos para conseguir este objetivo!


Y para finalizar, dos contribuciones de mi amigo Helmut Raute que complementan el tema así como un aforismo adicional a tener en cuenta en este mundo de Internet.

1. “The balance sheet of an investment bank has two sides, namely a left side and a right side. On the left side there is nothing right, and on the right side there is nothing left.”

2. (Traducción libre de un correo que ha estado circulando en alemán)
Sucedió en un poblado costanero sobre el Mediterráneo. Era un día lluvioso, lo que en nada contribuía a mejorar una sensación generalizada de pesimismo, originada en las noticias negativas de la crisis financiera mundial.
El dueño de un pequeño hotel se encontraba en la recepción de su negocio, cuando entró un turista ruso y colocando un billete de € 100 sobre el mostrador, le pidió al hotelero, que le permitiera inspeccionar sus habitaciones, antes de decidir si se hospedaría allá.
El ruso procedió a los pisos donde quedaban las habitaciones, mientras que el dueño del hotel salió corriendo donde el carnicero del poblado, a quien le debía precisamente € 100, correspondientes al último pedido de carnes y embutidos.
El carnicero tomó los cien euros y se los entregó, minutos más tarde, al dueño del criadero local de cerdos, a quien aún le adeudaba el valor de un cerdo que había adquirido recientemente.
El criador de cerdos, a su turno, le entregó esta suma a quien le vendía los concentrados para sus cerdos y este, al recibir los € 100, procedió al bar del poblado, donde debía una cuenta, correspondiente a la reciente celebración de sus cumpleaños.
El dueño del bar, al recibir los € 100, se acordó que aún le debía esta suma el dueño del hotel, ya que para sus cumpleaños había invitado a sus suegros y los había acomodado en el hotel.
Así que llegó al hotel, cancelándole al dueño los cien euros que le debía, cuando el turista ruso - habiendo terminado la inspección de las habitaciones - le manifestó al hotelero, que no le habían gustado, solicitando los € 100, que había dejado en depósito, los cuales le fueron entregados.Que sucedió? Simplemente mejoró el ambiente, ya que varios habitantes del poblado habían pagado sus deudas y comenzaron a ver el mundo con algo más de optimismo...

Ahora el aforismo que leí en la última edición del Malpensante, en un artículo de la escritora Margarita Posada:

“La ropa sucia se lava en Facebook………..”

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JMW