Creado por Juan Manuel Wills Entrada No. 11 Año No.2
Esta primera cata me introdujo en un mundo de sabores y delicias maravillosos, que en sus primeras etapas alimentaba, esculcando a escondidas en los cajones de su clóset en busca de alguna caja de este manjar de los dioses que subrepticiamente guardaba y procuraba consumirlo sólo y sin compartir. En este espacio oscuro y misterioso empecé a reconocer el chocolate de leche, suave y señorero, el negro, fuerte y ácido o el blanco, místico y extraño; todos deliciosos. Luego, cuando empecé a recibir mis mesadas para el refrigerio, que es la palabra autorizada en el diccionario aunque para mi gusto suena mejor el colombianismo de onces o mediasnueves, reforcé mi vicio comprando en la tienda cercana a la casa, chumelos (unos “marshmallows” o malvaviscos -si hubieran usado esta palabra como nombre comercial seguramente no los hubiéramos conocido- cubiertos de chocolate) o una paleta -hoy “cremoleta”, ¡feo nombre!- del mismo sabor. Definitivamente es una de las felices contribuciones de los pueblos americanos, que sabiamente lo usaban desde la América precolombina, a la humanidad.
Presento esta emocionada introducción para denunciar una amenaza que se nos cierne a los que no podríamos vivir sin él: en algún lugar de los Estados Unidos acaban de finalizar con éxito, una prueba para mezclar semillas de chocolate con carbón y generar energía para consumo público, pues algún científico genio piensa que éste tiene las mismas capacidades térmicas que la madera. Una pésima noticia para nuestra comunidad. Corremos el alto riesgo que en algún momento futuro, y gracias a las reglas del capitalismo y la teoría de la oferta y la demanda, esta aplicación sea la ganadora; entre a dominar y consuma toda la producción para su nuevo destino, con lo cual, los que no podemos dejar pasar un día sin gozar su sabor, ya sea en forma de líquido, tableta, polvo o trufas nos veamos altamente perjudicados, en nuestro ego y en nuestra salud, con riesgo de pasar el resto de la vida buscando infructuosamente -porque estoy seguro que no lo encontraremos- un sustituto. ¡Moriremos sufriendo por la falta de este vital elemento de la alimentación diaria! Desde ya estoy pensando en proponer la creación de una organización que se encargue de respetar los derechos primarios de sus adoradores y espero que se unan en la cruzada.
Lo mas doloroso e inaceptable de esta mala nueva es saber que de los participantes en el experimento, Lindt, una de las mas famosas compañías suizas productoras de este alimento celestial que lo procesa desde 1845, hubiera sido la que aportó la materia prima. Su director ejecutivo, un gran traidor, tratando de dorar la píldora, argumenta que solo se utilizarán los desechos que quedan del procesamiento de sus pastillas. ¡No lo creo! Me imagino que inclusive en estos momentos, estarán maquinando la estrategias de migración de esta industria hacia un mercado mas cautivo y productivo financieramente. Es una mala persona que merecería el escarnio publico y el odio de parte de todos los que sufriremos las consecuencias.
¿Quién nos va a reemplazar una excelente taza de chocolate bien caliente con queso y almojábanas, una leche malteada, un refresco de “Milo”, un “pan au chocolat”, un ponqué “milky way”, un fondue con fresas o unas trufas con almendras? ¡Nadie! ¿Quien nos va a indemnizar? ¡Nadie! ¿A quien le importará nuestra angustia? ¡A nadie! ¡La economía manda!
Espero que esta profecía no se cumpla. Mientras tanto y por si las moscas, empezaré a acumular inventario para enfrentar la catástrofe y aplicaré el adagio popular según el cual, “Fortaleza es la capacidad de dividir una barra de chocolate en cuatro piezas y comerse únicamente una de ellas”.
Anexo el link del artículo del Economist que generó mi angustia.
Una aclaración a la nota anterior: Por un comentario de uno de los lectores de la nota anterior ¿Chicken or Beef?es importante precisar que cuando me refería al espacio de las sillas del avión y utilicé para su descripción que habían sido diseñadas, entre otras, para personas con limitaciones físicas, en ningún momento quise generar la idea que no son personas normales, como la redacción podría permitir interpretarlo. Mis respetos para ellos.
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JMW